Mientras las casas de moda compiten por llamar la atención en las pasarelas, detrás de las cámaras se libra una batalla completamente diferente: una guerra digital por los datos. ¿Por qué Dior, Cartier y Tiffany & Co. se han convertido en blanco de ciberataques? ¿Y cómo entra en juego la inteligencia artificial?
Hasta hace poco, los ciberataques se dirigían a bancos y empresas tecnológicas. Hoy, sin embargo, apuntan al corazón de la industria del lujo. Dior, Adidas, Tiffany, Victoria's Secret y, más recientemente, Cartier. Iconos de la moda, el prestigio y la confianza aparecen gradualmente en la lista de víctimas de sofisticados ataques de hackers. Aunque las marcas nos aseguran que se trata de incidentes aislados con un impacto mínimo, para muchos clientes es suficiente para hacerles sentir inseguros. No solo está en juego la seguridad de sus datos, sino también el aura de intocabilidad que las casas de moda han construido a lo largo de los años.
Los datos de los clientes como nueva moneda de cambio
¿La primera razón por la que las marcas de moda están en el punto de mira? Sus clientes. Las casas de lujo como Chanel y Cartier almacenan algo más que correos electrónicos y datos de pago. Tienen datos confidenciales sobre personas muy ricas e influyentes. Y son precisamente estos datos los que constituyen una mina de oro para los hackers. «Los ciberdelincuentes están jugando a largo plazo», explica James Hadley, fundador de la empresa de seguridad Immersive, en una entrevista con la BBC. La información robada puede utilizarse para crear identidades comerciales falsas, que luego pueden utilizarse para extraer información aún más valiosa.
La moda se acelera y los hackers la alcanzan fácilmente
La segunda razón es menos obvia, pero aún más significativa: la rápida digitalización de la moda. La pandemia, el auge del comercio electrónico y el desarrollo de los desfiles de moda virtuales han obligado a las marcas a trasladar la mayor parte de sus procesos al mundo digital. Y donde hay velocidad, hay atajos. Esto crea brechas de seguridad que los hackers sofisticados pueden explotar sin dudarlo. La empresa de seguridad británica Somniac advierte de que el malware basado en la inteligencia artificial puede ahora eludir fácilmente los sistemas de protección tradicionales. Aún más preocupante es que proporciona a los hackers inexpertos herramientas que antes solo estaban al alcance de los profesionales.
Puntos débiles
El tercer riesgo son las cadenas de suministro. La industria de la moda se basa en innumerables socios externos: fabricantes, transportistas, servicios informáticos. Y aquí es donde suelen surgir los puntos débiles. Si uno de los proveedores no protege sus sistemas, toda la casa de moda puede convertirse en una presa fácil. Ni siquiera las soluciones en la nube son inmunes a las críticas. El teletrabajo ha sumido al mundo de la moda en una niebla digital en la que es difícil mantener un control total. Y, como dicen los expertos, cuantos más puntos de entrada hay, más oportunidades hay de ataque. Una cosa es segura: los ataques a las casas de moda continuarán. Y la inteligencia artificial los convertirá en una amenaza aún mayor. Por lo tanto, las marcas deben tomar una decisión. Deben invertir en seguridad con la misma determinación con la que invierten en espectaculares desfiles de moda. De lo contrario, corren el riesgo de que su mayor declaración de moda se convierta en un fiasco de seguridad.