Insinúa la desnudez sin revelarla por completo. Es sensual pero suave, seductor pero dulce. El encaje ocupa un lugar único en el vocabulario emocional de la moda, y esta temporada su encanto se muestra más divertido, versátil y vivo que nunca.
Ya sea en forma de delicados flecos, paneles transparentes o prendas que cubren de pies a cabeza, el encaje nunca deja de evocar una sensación de tierna feminidad y nostalgia romántica. Es el material perfecto para dar un paseo por la costa de Amalfi o para lucirse con confianza por las calles de la ciudad. Esta temporada, se suma a un cambio estético más amplio: el retorno a la fuerza sutil, que se refleja en los tonos rosas, los lunares, los volantes, la organza y el espíritu boho revivido. Las prendas vintage con ribetes de encaje han sido durante mucho tiempo tesoros del armario, pero ahora el encaje en sí mismo está pasando a primer plano, reinventado con un toque fresco y etéreo.
Es como si la elegancia susurrada de una época pasada se hubiera escapado del tocador y se hubiera filtrado en la ropa de diario. Un tejido que antes se reservaba para la intimidad ahora recorre el mundo con un poder silencioso, entrelazado (en sentido literal y figurado) con decadencia, sensualidad e incluso un toque de encanto sobrenatural.
El encaje como artesanía con alma
A menudo denominado «el adorno del alma», el encaje es portador de siglos de simbolismo, desde la intimidad y la exclusividad que transmite hasta la artesanía que requiere. En la época victoriana, definía la lencería y se convirtió en un símbolo dual de pureza y erotismo. En el lenguaje del tocador, el encaje es la envoltura del misterio: suaves volantes, transparencia y velados insinuaciones que forman un poderoso código visual. Puede ser femme fatale, melancólico, atrevido, seductor o refinado, y a veces, todo a la vez.
El encaje es intrínsecamente poético. Sus propios motivos —enredaderas florales, corazones, estrellas, cruces— suelen tener significados más profundos: feminidad, ciclos vitales, historias religiosas o personales. Los motivos de telarañas y redes evocan temas como el destino, el encierro o la seducción. En el encaje nupcial, estos símbolos pueden abarcar generaciones. Aunque la tendencia actual no siempre se centra en estos detalles, sí refleja un anhelo de lentitud, de trabajo manual y de tradición en un mundo acelerado.
Crear encaje es un acto lento y delicado, y quizá eso sea parte de su encanto en una época en la que los detalles artesanales y la vida pausada resuenan más que nunca.
Un legado de encaje y un renacimiento moderno
El encaje ha sido durante mucho tiempo una piedra angular en las colecciones de diseñadores como Dolce & Gabbana, donde está impregnado de la tradición siciliana: el luto católico, la pasión, la maternidad y el erotismo. Más recientemente, diseñadores como Chloé Chemena Kamali han defendido su regreso con un toque sensual y poético, canalizando el romanticismo de antaño a través de una lente contemporánea. Su visión encaja perfectamente con la estética en capas de Alexander McQueen o la belleza ecléctica de Alessandro Michele, e incluso aparece en cápsulas soleadas como Paula's Ibiza de Loewe.
Pero el encaje no es solo una moda pasajera de primavera, ha llegado para quedarse. Las colecciones de otoño demuestran que es una tendencia para todo el año, fácil de combinar y con infinitas interpretaciones.
Cómo combinar el encaje: de la crudeza a la elegancia
El encaje puede ser delicado, pero se nutre del contraste. Ahí reside su poder moderno: en cómo se combina. Hoy en día, el encaje coquetea con el grunge, la ironía y la moda urbana. Imagina una falda de encaje transparente combinada con una camiseta oversize, o un vestido de encaje sobre unos pantalones y unas zapatillas deportivas. Ponte una chaqueta deportiva sobre una blusa eduardiana, o luce una prenda de encaje con volantes con nada más que tu confianza y unas botas de cuero vintage.
Una falda con paneles de encaje puede combinarse con un top de bikini en verano o con un jersey grueso en otoño. Las posibilidades son infinitas: blusas ultrarrománticas, vestidos babydoll, camisetas sin mangas o simplemente un sutil detalle de encaje asomando por una manga.
El encaje ya no susurra, se atreve. No solo pertenece a los baúles de las joyas familiares o a los cajones de la lencería, sino que recorre las calles, baila entre décadas y se adapta con facilidad. Es, a la vez, nostalgia y actualidad.
Y quizás esa sea la verdadera magia del encaje: parece delicado, pero es infinitamente resistente.
July 24, 2025