¿Cómo puede una diseñadora crear tanto para Chanel, el epítome de la alta costura, como para Shein, la controvertida cara de la moda ultrarrápida? La respuesta la tiene Oxana Goralczyk, una fuerza creativa que está redefiniendo los límites del mundo de la moda.
Hace tiempo, la idea de un cruce entre Chanel y Shein podría haber parecido ciencia ficción en el mundo de la moda. Pero hoy en día, esa improbable intersección es una realidad. Desde septiembre de 2022, Goralczyk trabaja como freelance para la histórica casa Chanel, al tiempo que colabora con Shein a través de su programa Designer Incubator, un doble papel que resume la identidad en constante evolución de la industria.
Una carrera llena de contrastes
Goralczyk no es una novata. Como diseñadora independiente, ha colaborado con una de las casas más exclusivas de la historia de la moda, conocida por su artesanía tradicional y su elegancia refinada. Al mismo tiempo, ha aprovechado las oportunidades democratizadoras que ofrece Shein, una marca famosa por sus ciclos de producción ultrarrápidos y alabada por ofrecer a los jóvenes diseñadores una plataforma global.
La incubadora de diseñadores de Shein ofrece a los creadores algo que pocas empresas de moda rápida ofrecen: alcance global, un 10 % de royalties por cada pieza vendida y la retención total de los derechos de autor. Los diseñadores pueden trabajar de forma independiente o aceptar puestos asalariados, con unos ingresos anuales declarados de 65 000 euros, notablemente superiores al salario medio de 44 000 euros de los diseñadores de Chanel.
Una victoria para Shein, un dilema para Chanel
Para Shein, la experiencia de Goralczyk en Chanel es un golpe estratégico. Ayuda a reposicionar la marca, no como un agregador de contenidos acusado de plagio, sino como una plataforma creativa que defiende el trabajo original. Para Chanel, la asociación es más delicada. Basada en la exclusividad y la artesanía, la maison ha guardado silencio hasta ahora, quizás por temor a diluir su imagen cuidadosamente cuidada.
Este silencio subraya una tensión más profunda: ¿puede el prestigio de la alta costura coexistir con la escala y la accesibilidad de la producción en masa?
Una industria en transición
El caso de Goralczyk no es aislado, sino que refleja un cambio más amplio. A medida que el panorama de la moda se fragmenta y se acelera, los diseñadores se mueven cada vez más entre sectores, trabajando como autónomos en proyectos tanto de lujo como comerciales. Incluso las casas tradicionales recurren ahora a talentos externos para mantenerse ágiles e innovadoras.
Pero esta fluidez también plantea preguntas incómodas. ¿Puede un diseñador que trabaja con las marcas de lujo más veneradas colaborar también con marcas conocidas por su producción de gran volumen y bajo coste? ¿Qué ocurre con el aura de exclusividad cuando la misma mano creativa da forma tanto a la alta costura como a los productos que se compran con un clic?
Una diseñadora, dos mundos
En este sentido, Oxana Goralczyk es un símbolo de los tiempos que corren. A través de ella, Chanel y Shein, dos mundos radicalmente diferentes, convergen en el mismo espectro creativo. Para Shein, es un camino hacia la reinvención. Para Chanel, es un reto redefinir el concepto de exclusividad en una era de transparencia, accesibilidad y rapidez.
Se ame o se critique, el trabajo intersectorial de Goralczyk pone de relieve la transformación que está experimentando la industria de la moda. Las fronteras que antes eran rígidas se están suavizando, los estereotipos se cuestionan y surgen nuevos modelos de colaboración. La moda actual refleja un mundo en constante cambio, donde la tradición se une a la disrupción y donde un diseñador puede habitar ambos mundos.
Por inesperado que parezca, Oxana Goralczyk no es solo una camaleónica creativa, sino una pionera de la nueva frontera de la moda.
July 10, 2025